EL CÍRCULO VICIOSO DE
LA PALEONTOLOGÍA
HERMENÉUTICA CIRCULAR.-
La paleontología, que se ocupa de la interpretación de los registros fósiles en los estratos geológicos, se enfrenta a un hecho que subyace en su hermenéutica aplicada. Se trata de su lectura de los fósiles en círculo vicioso; es decir, que su caso consiste en interpretar la cronología estratigráfica geológica en base al registro fósil, mientras que por otra parte la biología asigna la cronología al registro fósil en base a la interpretación cronológica de los estratos geológicos.
La edad auténtica de los fósiles es la que resulta en juego en esta hermenéutica circular. Por otra parte, también queda en juego la relación de los fósiles entre sí, y mucho más, cuando al caso se le suman otros factores, tales como la poliestratía de numerosos fósiles y el “desorden” estratigráfico de muchos lechos sedimentarios. Usamos aquí la palabra “desorden” relativamente; es decir, apenas en relación a la interpretación evolucionaria y actualista de los estratos geológicos, los cuales, en variadas ocasiones, se presentan en sucesiones que resultan inesperadas para la preconcepción interpretativa.
SEDIMENTACIÓN CATACLÍSMICA.-
Rupke, el geólogo holandés, ha documentado con bastante suficiencia en sus “Prolegómenos a un Estudio de la Sedimentación Cataclísmica”, el caso de los fósiles poliestráticos; es decir, que ocupan varios estratos. Por otra parte, las “mezclas” estratigráficas son evidentes en muchos lugares del globo, según lo señalan, por ejemplo, los estudios del Monte Heart de Wyoming, de los Montes Jura entre Francia y Suiza, de las Montañas Rocosas Canadienses, del Monte Chief, del Monte Cervino, y de otros lugares de Inglaterra, del Asia y de Sudamérica. En todas estas partes, y en muchas otras, la escala estratigráfica preconcebida por la interpretación geológica actualista, ha quedado hecha un caos.
EL DIAGRAMA TRADICIONAL.-
El diagrama tradicional es más o menos como sigue:
Comienza la escala ascendente con la llamada Era Arqueozoica, en sus respectivos períodos Keewatino y Timiskomingano, seguida de la llamada Era Proterozoica, en sus respectivos períodos Huroniano y Keweenawano, seguida de la llamada Era Paleozoica, en sus respectivos períodos Cámbrico, Ordovídico, Silúrico, Devónico, Misisipiano, Pensilvánico y Pérmico, seguida de la llamada Era Mesozoica, en sus respectivos períodos Triásico, Jurásico y Cretáceo, seguida de la llamada Era Cenozoica, en sus respectivos períodos últimos: el Terciario con sus llamadas épocas Paleocena, Eocena, Oligocena, Miocena y Pliocena, seguido del período Cuaternario con sus épocas Pleistocena y Reciente.
SU CADUCIDAD.-
Este diagrama está, sin embargo, grandemente “desordenado” en muchos lugares del mundo. Por ejemplo, en ciertos lugares de Inglaterra aparece el estrato Cretáceo mezclado con el Pleistoceno en un depósito sedimentario normal. En el Monte Chief el estrato Pre-Cámbrico descansa naturalmente sobre el estrato Cretáceo; lo mismo sucede en el mal llamado “Cabalgamiento” Lewis de Montana. El estudio del Monte Heart mostró entre-mezclados estratos Misisipianos, Ordovídicos, Devónicos y Eocenos. Junto a estos “desórdenes”, el estudio muestra la ausencia de esperados estratos intermedios. Los Alpes también están “desordenados”. Quizá más desordenada está la interpretación geológica actualista. Por ejemplo, en el Pico Mythen, el Eoceno está debajo del Jurásico y del Triásico, y el Cretáceo está sobre todos.
Recordemos que hay lugares donde un mismo cementerio fósil, evidentemente formado en un mismo tiempo catastrófico, aparece, sin embargo, atravesando muchos estratos. Y pensar que es en esta “desordenada” pizarra donde el paleontólogo tiene que intentar leer su presupuesta cronología hecha un caos. Debido a la selección hidrodinámica, y a la más prolongada supervivencia de las especies superiores, la sedimentación rápida inmediata a la Catástrofe Diluviana y otras catástrofes, estableció, en medio de accidentes, un relativo “orden” en los estratos, en base al cual, la mentalidad darwiniana supuso un proceso evolucionario que, sin embargo, también aparece truncado en el registro fósil de los estratos, pues las formas fósiles complejas aparecen en el registro, de repente, sin antecesores inmediatos.
INTERPRETACIONES A PRIORI.-
Con la hipótesis evolucionaria en mente, se aplicó a priori una clasificación cronológica, asignando a los estratos el tiempo según los fósiles. Es decir, se suponía cuánto tiempo necesitaría una especie para evolucionar en otra, y así se le asignaba al estrato una fecha aproximada en relación a sus fósiles más abundantes. Fue, pues, con tal filosofía subyacente, que se formuló la cronología estratigráfica. Las variadas interpretaciones de la datación radiométrica procuraban ajustarse a la tabla de los estratos. Aceptada, aunque no uniformemente, la tal “cronología”, y tenida por probablemente cierta, ahora la biología, como ya decíamos arriba, fechaba los nuevos hallazgos fósiles, según la fecha presupuesta para el estrato. Es, pues, evidente el círculo vicioso. También lo es el caos que supone la realidad estratigráfica de la corteza terrestre frente a la tabla cronológica interpretativa del actualismo.
LA IMAGINACIÓN TRAS EL CÍRCULO VICIOSO.-
De modo que podemos ver que la imaginación es la que ha jugado un papel preponderante en esa hermenéutica paleontológica. La principal “evidencia” que suele presentar el evolucionismo, es el registro fósil; al que comprende mejor el modelo catastrofista. Sin embargo, el registro fósil es interpretado por el actualismo, asumiendo a priori tal evolución; con lo cual la paleontología ha diagramado su más popular cronología.
La paleontología pretende, a su vez, apoyarse en la geología; pero la verdad es que aquella es la que le da a ésta su interpretación cronológica; por supuesto, endeble, debido a la realidad estratigráfica. No obstante, con esa insuficiente interpretación selectiva y prejuiciada de la corteza terrestre, es con la que se pretende sostener la paleontología actualista, único pilar, dizque firme, de la visión darwiniana, sobre la que el materialismo dialéctico ha escogido sentar sus reales.
--------------------------------------------
© Gino Iafrancesco V., Bogotá, 1987.
No hay comentarios:
Publicar un comentario